Hace muchos, muchos años, cuando en el planeta tierra todavía no había hombres. Pero si habitaban los primeros pobladores, los árboles eran los seres vivos mas abundantes y mas variados. Eran muchas familias distintas nogales, castaños, robles, encinas, chopos, pinos,...
Cada familia de árboles tenia sus propias costumbres y peculiaridades.
Unos tenían frutos en primavera y otros en invierno unos daban flores y otros daban fruta los había altos y grandes y pequeños y gordos, en general había todo tipo de formas, olores, sabores y colores y con distintas épocas de crecimiento. Esto era ideal para el resto de animales, pues siempre había una familia de árboles dando lo que se necesitara en el momento, comida, sombra, cobijo o alegría.
Pero no fue siempre así, en un principio los árboles no se consultaban entre ellos y daban la fruta todos al mismo tiempo y los animales tenían mucha comida durante unos meses y luego no había nada para comer. Así que un buen día el dinosaurio T-rex que era el mas inteligente entre los animales, reunió a todos los mas viejos de cada familia y les dijo:
- Esto tenemos que cambiarlo hay que hacer que los árboles se comuniquen entre ellos y se pongan de acuerdo para que cada especie de sus frutos en distintas estaciones.
El brontosaurio dijo
- Démosles la capacidad de hablar y así podrán hablar entre ellos, comunicarse y ponerse de acuerdo.
Y T-rex con la voz solemne y pausadamente le contesto
- Si les cedemos el habla a los árboles la perderemos nosotros, pues ya sabéis que la facultad de hablar solo la puede tener una especie en el planeta.
En ese momento empezó una gran discusión por si se debería de dar la voz a los árboles o no, pues muchos animales no querían, pues perderían lo mas importante que tenían y otros decían que sin comida perderían hasta la vida y entonces no le haría falta el habla. Al final decidieron preguntar al mas viejo de todos los animales y el les contesto.
- Nosotros nos hemos comunicado con el habla durante mucho tiempo y ahora aunque no pudiéramos hablar, podríamos hacernos señas, expresar nuestros sentimientos, incluso con gestos que se entienda que es lo que pensamos y sentimos.
Los árboles no pueden. Entreguémosles el habla, para que nos den comida para toda nuestra existencia a nosotros y a nuestros hijos.
Se hizo un gran silencio y todos pensaron en estas palabras. Todos los animales unos con mas ganas y otros con menos decidieron que esa era la decisión mas inteligente y así lo hicieron, un 21 de marzo de hace ya 150 millones de años y desde entonces es el día del árbol.
Es el día en que los animales por decisión propia le cedieron su habilidad mas preciada, el habla, a otra especie los árboles. Desde ese momento los árboles empezaron a hablar entre ellos, y se pusieron de acuerdo para dar fruta a los animales durante todo el año. Les estaban muy agradecidos a los animales por el generoso esfuerzo que habían hecho y los árboles decidieron hacer todo lo que estuviese en sus ramas para hacerle la vida mas fácil a los animales. Tuvieron muchas reuniones e hicieron muchos cambios hasta llegar a la situación que tienen ahora. Unos árboles tenían hojas todo el año para que los pájaros pudieran andar en sus ramas, otros tiraban las hojas en el invierno para dar comida. Algunos hicieron los troncos muy grandes para resguardar a los animales. Los mas antiguos que eran los mas grandes y los mas sabios eran los encargados de hablar a los animales. Los días de frío les contaban historias mientras los animales se refugiaban, otros días cantaban canciones para alegrar la existencia de los animales.
Todavía hoy se puede ver como los animales y los árboles se entienden porque una vez se hablaron y se prometieron lealtad y cuidarse entre ellos. Así juraron un pacto que todavía hoy se mantiene.
Hoy vemos como los pájaros hacen sus casas en los árboles y como los árboles susurran y los pájaros les cantan aunque nosotros no les entendamos. Como los ciervos y las vacas se arriman al árbol y se acarician con su tronco comen sus frutos y duermen tranquilos resguardados a la sombra y la vigilancia de los árboles. Y si entras en el bosque y escuchas, siempre oyes sonidos. A lo mejor algún día somos capaces de escuchar las historias que los árboles les cuentan a los animales.
Y así fueron todos muy felices... hasta que apareció el hombre y los árboles perdieron el habla para dársela al hombre hace ya 2 millones de años, pero esa es otra historia.
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